“A fábrica das jolichadas” es el título elegido por los participantes en el taller de murales organizado por el Concello para pintar eso, un mural, donde han podido dar rienda suelta a la imaginación sin cortapisas. Se nota que tiene mucho del gusto y la naturalidad de unos niños de entre 5 y 14 años, y eso es lo que más le ha gustado al concejal de Cultura, Liso González, porque “o que buscabamos era que eles fixeran todo o proceso, dende a idea, ata debuxalo, colorealo, etc. Non facer simplemente os bordes e que eles os encheran de cor”, añadió.
Y es que el fin último era introducirlos en la esencia de la expresión artística, de hecho, la actividad está enmarcada en los actos para conmemorar el Ano Asorey, los cuales estarán muy dirigidas a la divulgación de su vida y obra en el ámbito educativo, para acercar su figura a los más jóvenes, pero también para sembrar en ellos el gusanillo de la creación.
Como cómplice han tenido a la pintora cambadesa Mariña Portas, que para conseguir la magia les pidió unas cosas que “os nenos vían como algo estrano” cuenta el edil. Y es que estimuló su imaginación pidiéndoles que le pusieran color al olor de los árboles o a los sabores de las chucherías “e ao principio estaban un pouco cortados, pero pronto pasou”, añadió González. De hecho, ha sido todo un éxito de satisfacción para los pequeños artistas e incluso para sus padres –alguno acudió ayer a ver el resultado–, así que el Concello ya está pensando una fecha para hacer una segunda edición.
El taller de murales se desarrolló durante ocho jornadas de susodicha preparación, en las que los niños aportaron sus ideas y realizaron varias propuestas. Luego, entre todos, eligieron algunos de los diseños realizados y finalmente se armaron de brocha gorda para pintar el mural, el cual luce en la intersección de las avenidas de Vilariño y Madrid, en pleno centro. Así, también aprenden a “como usar o espazo público, creando non danando”, agregó el concejal.